Una voz mágica, un show genial
Estos últimos meses del año hemos tenido los peruanos la inusitada suerte de recibir a muchos artistas grandes, es decir, no famosos local o regionalmente, sino en todo el mundo, tanto "antiguos" como vigentes: Durán Durán, The Jesus and Mary Chain, Joe Satriani, R.E.M, Travis y Cindy Lauper, por mencionar a algunos. De esta última he elegido escribir por dos motivos muy especiales: no solo tuve el honor de estar en su show, sino que, primera vez en mi vida, estuve super cerca siendo testigo de primera mano de los hechos de aquel 27 de noviembre.
Y es que la producción de la artista había pensado en subrayar la importancia de conectarse con el público, y qué mejor que uno que nunca la había tenido en vivo. El Anfiteatro del Estadio Nacional solo recibiría a 8 mil personas, y la localidad más alejada al escenario, estaría a solo 50 metros.
La diva pop de los ochenta, para muchos era otro dinosaurio desfasado, que venía a cantar sus últimos estertores en este país que no existe en los mapas del rock. País de mediocres, que le dicen algunos... Yo confieso que fui a su concierto no sin ciertas dudas, sin siquera ser fanática... ella ya no era la chica delgadita y estrambótica-multicolor que saltaba como resorte por los grandes escenarios donde había cantado... sin embargo, lo que viví allí fue una especie de shock. Cindy no solo conserva la vitalidad que tuvo hace veinte años, sino también su voz prodigiosa de multioctavas, ésta se mantiene detenida en el tiempo, en una suerte de conjuro mágico.... y eso era todo lo que se necesitaba para un espectáculo genial, porque demás estaban los artificios de las luces multicolores, los flashes, cortadoras, pantallas gigantes, humos y efectos especiales. Solo los músicos, sonidistas, ella y su voz, su voz que cortaba el aire en dos, abría el grass en surcos y trepaba por entre las piernas, las entrañas y los corazones de las 6 mil personas que la vieron.
Y ella cantó y bailó, salto y... se acercó a su público más de una vez, desafiando a su seguridad, y lanzaba sus altos, sus vibrantes notas de soprano con un dominio tal que lo hacía mientras firmaba autógrafos de rodillas, sin ningún esfuerzo...
Los que estuvimos allí, cantando y bailando, difícilmente olvidaremos lo que vimos y oímos. defintivamente, Cindy sigue siendo la verdadera reina del pop. Ojalá tengamos la suerte de que vuelva pronto.
Estos últimos meses del año hemos tenido los peruanos la inusitada suerte de recibir a muchos artistas grandes, es decir, no famosos local o regionalmente, sino en todo el mundo, tanto "antiguos" como vigentes: Durán Durán, The Jesus and Mary Chain, Joe Satriani, R.E.M, Travis y Cindy Lauper, por mencionar a algunos. De esta última he elegido escribir por dos motivos muy especiales: no solo tuve el honor de estar en su show, sino que, primera vez en mi vida, estuve super cerca siendo testigo de primera mano de los hechos de aquel 27 de noviembre.
The Goonies "R" Good Enough, una de las canciones más vibrantes del show y de su discografía, mi favorita.
Y es que la producción de la artista había pensado en subrayar la importancia de conectarse con el público, y qué mejor que uno que nunca la había tenido en vivo. El Anfiteatro del Estadio Nacional solo recibiría a 8 mil personas, y la localidad más alejada al escenario, estaría a solo 50 metros.
Cindy departiendo con su público y luego cantando Shine mientras ondeaba la bandera del Perú.. la humildad de una grande del pop.
La diva pop de los ochenta, para muchos era otro dinosaurio desfasado, que venía a cantar sus últimos estertores en este país que no existe en los mapas del rock. País de mediocres, que le dicen algunos... Yo confieso que fui a su concierto no sin ciertas dudas, sin siquera ser fanática... ella ya no era la chica delgadita y estrambótica-multicolor que saltaba como resorte por los grandes escenarios donde había cantado... sin embargo, lo que viví allí fue una especie de shock. Cindy no solo conserva la vitalidad que tuvo hace veinte años, sino también su voz prodigiosa de multioctavas, ésta se mantiene detenida en el tiempo, en una suerte de conjuro mágico.... y eso era todo lo que se necesitaba para un espectáculo genial, porque demás estaban los artificios de las luces multicolores, los flashes, cortadoras, pantallas gigantes, humos y efectos especiales. Solo los músicos, sonidistas, ella y su voz, su voz que cortaba el aire en dos, abría el grass en surcos y trepaba por entre las piernas, las entrañas y los corazones de las 6 mil personas que la vieron.
Money Changes Everything, una de sus canciones más bailadas, coreadas y aplaudidas y en donde la artista hace un impresionante despliegue de voz.
Y ella cantó y bailó, salto y... se acercó a su público más de una vez, desafiando a su seguridad, y lanzaba sus altos, sus vibrantes notas de soprano con un dominio tal que lo hacía mientras firmaba autógrafos de rodillas, sin ningún esfuerzo...
Dos temas igualmente emblemáticos: All Trough the Night (balada) y I Drove All Night.
Los que estuvimos allí, cantando y bailando, difícilmente olvidaremos lo que vimos y oímos. defintivamente, Cindy sigue siendo la verdadera reina del pop. Ojalá tengamos la suerte de que vuelva pronto.
El tema - himno: Girls Just Want to Have Fun.